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viernes, 7 de abril de 2017

HUEVOS RELLENOS AL AZAFRÁN EN OLLA GM D

Su día preferido de la semana era el viernes

Carrito de la compra en mano hacía su visita semanal al mercado

Cerca de donde vivía, no le suponía ningún trastorno llegar. Salía de su casa y cruzaba la calle

Con parsimonia paseaba por todos los pasillos, de uno en uno, observándolo todo

La fruta perfectamente colocada por gamas de colores

El pescado con sus diferentes gamas de plateados

La carne en sus ganchos perfectamente alineados

Al pasar, todos le dedicaban una sonrisa y unas palabras

Hacía tantos años que la conocían. Más de los que recordaban

Nadie sabía nada de ella

La veían pasear tirando de su carrito. Si sentían curiosidad, no lo demostraban delante de ella

Cuando ya había pasado de largo era cuando comenzaban los cuchicheos

Dicen que se quedó viuda muy joven. Casi recién casada. Tenía un hijo. Meses tenía. Desde el accidente no levantó cabeza. ¡Qué desgracia más grande, pobrecita! Si me pasara algo así...

Nadie sabe su historia y todos la conocen. Nadie ha cruzado con Ella más que lo justo a la hora de pedir unos pescaítos, un bistec de ternera, unas judías verdes y dos patatas

Todos hablan de Ella. Como un ritual, cada viernes cuando la ven pasar y alejarse, pasillo adelante. El resto de la semana nadie piensa en Ella, no es ni siquiera un recuerdo. Cuando la ven llegar, vuelve a sus memorias

Ya nadie sabe lo que ocurrió. Nadie distingue la verdad de lo inventado

Si Ella no habla con nadie ¿cómo saben la historia?

Es igual

Ella ni recuerda porqué todo el mundo es tan amable con ella. Será porque lleva tantos años paseando por los pasillos de aquel mercado

A Ella le gusta el ruido, los colores, los olores. Sobre todo le gusta que le sonrían, que le pregunten qué tal se encuentra hoy

Ella no ve la compasión ni la tristeza que los demás sienten al verla

Ella siente que aquel mercado forma parte de su vida. De las pocas cosas que ya le quedan en su vida

Y quedan tan pocas cosas reales en su vida

Cada viernes en aquel mercado, Ella deja que entre color en su vida








INGREDIENTES

8 huevos
Azafrán molido
Azafrán en hebras
Perejil
Pan rallado
Mantequilla

Para la bechamel

500 ml de leche
30 g de harina
20 g de mantequilla
Pimienta
Sal


ELABORACIÓN


Hervir los huevos
Poner silicona en la cubeta + rejilla
2 vasos de agua
Poner los huevos encima de la rejilla
Menú Cocina 3 minutos
Reservar

Para la bechamel

Menú Cocina
Poner la mantequilla en la cubeta
Cuando la mantequilla esté derretida, añadir la harina
Remover hasta incorporar por completo
Verter un tercio de la leche caliente
Mezclar hasta que la leche se absorba por completo
Añadir el resto de la leche
Remover continuamente
Salpimentar
Remover hasta que la bechamel espese
Reservar

Cortar los huevos
Sacar las yemas
Mezclar las yemas con la bechamel
Remover hasta integrar
Añadir perejil

Colocar los huevos en un molde de cerámica o de aluminio
Rellenar los huevos con la masa anterior
Espolvorear con un poco de azafrán molido
Napar los huevos con la bechamel
Espolvorear con pan rallado
Colocar una bolita de mantequilla en cada huevo

Preparar la cubeta
Poner una protección de silicona dentro de la cubeta
Poner la rejilla
Colocar el molde encima de la rejilla

Tapa horno hasta gratinar al gusto

Espolvorear unas hebras de azafrán

Receta adaptada del libro Un viaje por la cocina aragonesa



De mis viajes, siempre me gusta traerme cositas relacionadas con la cocina. Desde algún plato, trapo o algún producto de la zona.

De mi salida a Huesca, me traje varias joyas y algún que otro tesoro: varios libros de la zona, mermelada artesanal de cerezas de Bolea y azafrán en hebras de Monreal del Campo de la comarca del Jiloca, 2 g de producto 100% natural y que hasta hoy no había encontrado el momento adecuado para utilizarlo

Así que cuando vi esta receta maravillosa, lo tuve claro, y no sabéis el sabor y el olor de éste plato tan sencillo pero tan gustoso




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