Páginas

lunes, 16 de julio de 2018

PIMIENTOS RELLENOS DE QUESO Y NUECES EN OLLA GM D

Todos tenemos ilusiones en la vida

Las proyectamos en nuestras mentes. Imaginamos cómo sería verlas hechas realidad

Les damos cuerpo, forma. No escatimamos en detalles. Imaginamos escenarios, conversaciones, personas. Todo lo necesario para que sean perfectas

Desde que gané mi primer sueldo la mía, mi ilusión, era llevar a mis padres a un fabuloso viaje a Roma

Mis padres siempre hablaban de esa ciudad. Sin haber estado allí, la conocían mejor que nadie. Sus calles, sus fuentes, sus mejores heladerías, los mejores restaurantes

Su viaje de novios se había frustrado por falta de recursos. Desde entonces, se habían prometido ir a Roma muchas veces

Cuando los niños fuésemos mayores, cuando se jubilaran...

Un año tras otro, habían visto su sueño arrinconado, su mayor ilusión

Me contagiaron sus ansias por conocer Roma desde bien pequeña, sin querer

Para mi se convirtió en una promesa no verbalizada

Con mi primer sueldo, me dije a mi misma que solo era cuestión de ahorrar

Convertiría su sueño, su ilusión, en la mía

Me imaginé aquel viaje con mis padres tantísimas veces

La sonrisa de mi madre, mi padre refunfuñando por la cantidad de turistas que lo invaden todo, por los precios de un simple café. Mi madre maravillada por la habitación en la que dormirían, mi padre apabullado por la opulencia del hotel

Cada detalle de aquel viaje con ellos, lo tenía en mi cabeza

A mi también la vida se me complicó

Mi trabajo estaba bien remunerado pero excesivamente absorbente. Tenía que mantener el nivel de competencia con mis compañeros hombres. Debía ser la mejor en todo, incluso en lo que no me pertocaba

Luego llegó mi matrimonio y los hijos

Ganábamos bien, pero que yo me marchara con mis padres a Roma, no entraba en los planes de nadie. El mundo se hubiera hundido bajo nuestros pies si yo me hubiera tomado unos días libres. Hasta yo lo creía

Ellos seguían hablando de la ciudad eterna como si la hubieran visitado decenas de veces

Mañana cojo un vuelo a Roma

Mis padres me acompañan. Están en mi corazón, en mi cabeza

No necesitaré ninguna guía, ningún mapa, para perderme por sus calles

Recorreré durante días todas sus calles, haré cientos de fotos

Ellos estarán conmigo y me los imaginaré tirando una moneda en la Fontana di Trevi

Me imagino a mi madre con una sonrisa emocionada y a mi padre también, aunque no lo hubiera reconocido jamás

Ahora sé que ninguna ilusión, ningún sueño, debe dejarse para más tarde

Más tarde puede ser nunca















INGREDIENTES

2 pimientos verdes para asar
100 g de queso gruyere
100 g de queso crema tipo Philadelphia
200 ml de leche
100 g de pan rallado
100 g de nueces
Sal
Pimienta


ELABORACIÓN

Lavar los pimientos, cortarlos longitudinalmente y quitar las pepitas

Romper las nueces en trozos más pequeños

Cortar el gruyere en cubos pequeños

En un bol mezclar la leche y el pan rallado
Añadir las nueces
Añadir el gruyere
Añadir el queso crema
Salpimentar
Mezclar bien

Rellenar los pimientos

Colocar los pimientos en la cubeta
Menú Horno 40-50'
En los últimos 10' del Menú Horno poner la Tapa Horno hasta que el queso se funda y se dore

Receta adaptada de las fichas coleccionables La Cocina de mi abuela de Planeta de Agostini

5 comentarios:

  1. ������. Qué maravilla por favor!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Luis! Además es fácil de adaptar a los gustos de casa. Un saludo!

      Eliminar
  2. En 2010 le dije a mi madre que necesitaba que me acompañase a Valencia, tenía que ir a un sitio importante y necesitaba su ayuda.
    Así que un sábado sin más preguntas, ni explicaciones, cogimos un autobús Dénia Gandía, y después el tren Gandía Valencia.
    Una vez en Valencia anduvimos entre calles hasta que llegat a un sitio y alal le dije: Ya hemos llegado, es aquí.
    Estábamos en la entrada del IVAM para ver las obras de Sorolla de la exposición itinerante de la Hispánica Society.
    Sabía que ella quería verla, pero también sabía que hubiese encontrado una excusa si le hubiera dicho ir a Valencia.
    Se puso a llorar de la soepresa, al final pasamos un día inolvidable.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué recuerdo tan precioso Eva! Nada más y nada menos que con tu madre y para ver a Sorolla... Será un recuerdo de los buenos!

      Eliminar

DEJA AQUÍ TU COMENTARIO... ¡LA FARSA ES RÁPIDA!