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miércoles, 11 de julio de 2018

TARTA DE PERA Y YOGURT EN OLLA GM D

No podía creer lo que le estaba pasando

Todo empezó una buena mañana, cuando estaba tomando su primer café, en la cafetería de siempre

De repente, todos se giraron hacia la puerta y cuando él también lo hizo, se quedó atónito

La primera reacción fue esbozar una sonrisa, que se le congeló cuando aquel tipo se colocó a su lado, mirándolo fijamente y sin intención de moverse

Se empezaron a oír murmullos, la gente se daba codazos entre ellos

En un minuto, había pagado y salido corriendo de allí, avergonzado

Las continuas llamadas que recibía, le parecían normal, solo querían lo que era suyo

En ningún momento hubiera imaginado que llegarían a ese extremo

Cuando aquel mismo mediodía vio aparecer de nuevo a aquel tipo y su ridículo disfraz, tuvo ganas de llorar

Todo el restaurante boquiabierto, sus compañeros de mesa alucinados, y él salió corriendo, otra vez

Dos manzanas más lejos, se paró sin resuello. Empapado en sudor, con un traje caro y huyendo de no se sabía qué, no era la mejor manera de pasar desapercibido

Esperaba que al día siguiente le pudiera dar esquinazo. ¡Cómo no tenía bastante encima!

Pero en los días siguiente la situación no mejoró

Dos semanas duró aquello. Aquel hombre y su disfraz se presentaban en las situaciones más insospechadas. En el trabajo, en su casa, en cualquier cafetería o restaurante, en el colegio de sus hijos, en el supermercado

Ya ni se inmutaba. Incluso llegó a invitarlo a tomar café con él

Nunca le había dirigido la palabra, se limitaba a quedarse de pie, cerca de él y alguna vez se sentaba y se quedaba mirándolo, resignado él también. Como queriéndole decir que aquel era su trabajo, que no era nada personal

Por eso le extrañó tanto cuando el día anterior le empezó a hablar

"Mañana ya no vendré, empiezo con otro moroso. Yo de ti, pagaría o desaparecería. Los que vengan mañana son peligrosos. ¡Qué tengas suerte!"

Lo que en la primera frase le alivió, lo desencajó en la segunda

No tenía el dinero que le reclamaban. No tenía dónde ir. Hablaría con quien se le acercara e intentaría llegar a un acuerdo

Sobresaltado todo el día, hubiera preferido ver aparecer al hombre disfrazado de oso y con aquel ridículo cartel de "Moroso a la vista"

Cuando los vio, supo que venían a por él

Dos gigantes, tatuados, cabezas rapadas, miradas frías

Se paró en medio de la calle y aunque pensó en salir corriendo, su cuerpo no le respondió

Notó como le bajaba la tensión, las piernas le temblaban

Y de repente cayó inconsciente

PD Relato inspirado en Alexia Yuste










INGREDIENTES

2 yogures naturales
125 g de azúcar
4 cucharadas de maizena
3 huevos
3 peras
Mermelada de melocotón


ELABORACIÓN

Pelar 2 peras, descorazonar y cortar en cuadrados

Colocar las dos peras en trozos, los yogures, el azúcar, la maizena y los huevos en una batidora
Triturar

Verter la masa directamente en la cubeta forrada con papel horno o bien en un molde de aluminio redondo forrado con papel horno

Pelar y descorazonar la pera restante
Cortar en finas láminas
Colocar las láminas de pera encima de la masa, sin que se hundan

Menú Horno 50'
Pasado el tiempo, colocar la Tapa Horno 10' hasta dorar un poco

Dejar enfriar dentro de la cubeta

Desmoldar

Pincelar con mermelada toda la superficie de la tarta

Dejar en la nevera hasta el momento de su consumo

Receta adaptada de Tres Tenedores




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