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viernes, 14 de julio de 2017

CHULETÓN DE TERNERA GRATINADO CON QUESO EN OLL GM D

Estoy rodeada de gente pero me siento tan sola

Mi psicólogo me había explicado una vez que seguramente de pequeña ya tuviera síntomas de mi enfermedad pero que por la edad no supe ponerle nombres, etiquetas

Siendo adolescente mi madre lo achacó a la edad del pavo

A los veinte empezó a preocuparse seriamente. Yo también

Todo me afectaba sobremanera. Se instalaba en mi una profunda tristeza difícil de explicar, sin una razón tangible

No tenía interés por nada. Cualquier actividad me resultaba sobrehumana. Mis clases, las salidas con las chicas, levantarme de la cama

Levantarme de la cama era un suplicio. Tuve que oír de todo. Vaga. Si no te gusta estudiar, déjalo. Como siempre, llegas tarde

La primera visita al médico, este hizo salir a mi madre de la consulta. Pensaría que había un problema grave en casa

Por suerte, decidí ser sincero con él y cuando apenas iba por la mitad de las cosas que me pasaban, que sentía, volvió a llamar a mi madre y le dijo, de la mejor manera que pudo: su hija tiene una depresión

¿Porqué, si lo tiene todo? Hace lo que quiere, nunca le hemos negado nada

A continuación, nos remitió a un psicólogo de confianza que, aún hoy sigue tratándome

Me conoce como si fuera mi mejor amigo, se adelanta a mis crisis como si tuviera un detector en la mirada. Siempre me hace las preguntas que necesito contestar, no siempre dice lo que quiero oír

Yo le llamo mi confesor. Él esboza una leve sonrisa, un poco triste

A veces pienso que él también debe de tener un poco de depresión. Oyendo tantísimos problemas y amarguras al cabo del día hasta yo caería si no la tuviera ya

Parece que no he perdido el sentido del humor

La mayor parte de los días me siento culpable. Y esa culpabilidad también me hace llorar

Siento que no debería hacer pasar todo esto a mi familia

Dicen que me entienden, que es una enfermedad y que no lo puedo evitar. Yo me he encargado de explicarles que la depresión que padezco es endógena, que viene en mis genes

Ellos hacen como que lo entienden porque me quieren, pero siempre veo esa cosa en sus ojos. Como suplicándome que haga algo por no estar así

Si tuviera una frase preferida sería: soy una incomprendida. Aunque lo intenten, soy una incomprendida

Pero la frase más hermosa que he oído nunca refiriéndose a mi enfermedad es que "la depresión es la tristeza del alma"

La tristeza del alma

Bellas palabras si formaran parte de una poesía

Pero esas palabras definen mi vida

Hace tiempo que dejaron de sonarme hermosas

PD Cuento inspirado y dedicado a Maeve Romero Risquez












INGREDIENTES 

2 chuletones de ternera (300 g aprox. cada uno)
250 ml de agua
1 pastilla de caldo de carne
45 g de manteca de cerdo
Sal
Pimienta

Para la salsa de queso

1 huevo
100 g de queso rallado semi curado
40 g de jamón dulce (cocido)
2 cucharadas de nata líquida
Sal
Pimienta


ELABORACIÓN 

Para la salsa de queso

En un bol, Batir el huevo
Añadir el queso. Mezclar
Cortar el jamón dulce en trocitos
Añadir al huevo
Añadir la nata
Salpimentar
Reservar

En la cubeta poner la manteca
Menú Cocina
Salpimentar la carne
Cuando se derrita, dorar los chuletones por tandas
Reservar

Mientras en un cacito, hacer el caldo con el agua y la pastilla de carne
Dejar que reduzca a la mitad
Añadir a la salsa de queso
Remover

En un molde de aluminio, colocar el primer chuletón
Verter salsa de queso por encima

Colocar el molde dentro de una cubeta limpia, encima de la rejilla
Tapa Horno
Dorar al gusto

Emplatar

Repetir la misma operación con el otro chuletón

Servir espolvoreado con orégano

Receta adaptada del libro Un viaje por la cocina aragonesa pág 202



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