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jueves, 2 de noviembre de 2017

DE PUEBLO

Ella creía que se lo notaban

Que todo el mundo que la miraba sabía que ella no pertenecía a esa gran ciudad

Que todo el mundo sabía que era de pueblo

Ella intentaba pasar desapercibida, con la mirada baja, encogida bajo sus ropas, las manos en los bolsillos

Aunque por dentro eso la tenía enrrabietada, enfadada, su timidez y su vergüenza podían más

A veces, tenía ganas de gritarles: "que os habéis creído, señoritingos, tengo más educación que vosotros. Amo más esta ciudad que vosotros. Paseáis por ella sin disfrutarla, sin daros cuenta de lo que siempre habéis tenido.Toda vuestra seguridad y prepotencia no vale nada. Esta es mi ciudad. He soñado con ella siempre. Vosotros nacisteis aquí, yo la he conquistado. Uno no es de donde nace sino de donde se siente. Yo si que soy parisina"

Ella era de un pequeño pueblo del interior. Se había criado entre gallinas, conejos, campos y juegos en calles sin coches

Ella sabía, desde el mismo momento en que vio una imagen de París en una chocolatina que su tía le dio, que algún día ella iría a esa ciudad

Aún conservaba esa imagen, la tenía bien guardada en una caja de latón en la que guardaba pequeños tesoros de su infancia

La ciudad no la había defraudado. Sus habitantes, un poco

Ella que había luchado tanto para poder vivir allí no entendía que la gente no sonriera todo el tiempo, no se les viera felices continuamente

Solo encontraba gente malhumorada, enfadada y eso ella no lo podía entender

Si no fuera por su timidez lo hubiera gritado a los cuatro viento: "Miraos. Vivís en la ciudad más maravillosa del mundo y no sabéis disfrutarla"

Y no se daba cuenta que esa timidez, quizá algún día, la convertiría en otro parisino más

Que algún día, tal vez, ella también miraría por encima del hombro a jovencitas con las que se cruzaría y que se pensarían que habían conquista la gran ciudad

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