"¿Quieres un paleta feo para que nadie te lo quite?"
Ella dudó un segundo al oír aquello
Con su seguridad, su mala ostia y años de entrenamiento para ser la mujer más borde del planeta, lo hubiera podido dejar para el arrastre
Pero en el fondo, le hizo gracia. No lo dejó entrever, por supuesto
Y solo utilizó su mirada asesina para mirarlo de arriba abajo y dejarlo fulminado, antes de girar sobre si misma y marcharse a la pista de baile
Con la seguridad que dan cuatro copas de más y la indiferencia del que no pierde nada, aquella mirada ni le afectó
Es más, ni se dio cuenta. Y en esa nebulosa de alcohol que le daba valentía, la siguió pensando que eso era lo que Ella quería. O simplemente como un acto reflejo
Varias horas bailando, sonriendo, intercambiando alguna que otra palabra y una amiga de Ella, hicieron el resto
En tu casa no, en la mía tampoco, yo tengo una habitación libre, para eso están las amigas
A la mañana siguiente, sin alcohol, sin música, sin gente alrededor, a plena luz del día
En la realidad todo aflora: la vergüenza, la timidez, la prisa
Intercambio de teléfonos por compromiso
Tres días después, Ella recuerda el cumpleaños de Él
Una llamada, no sabe porqué, una felicitación entre risas para soltar el apuro que siente
Y como el azar es así de caprichoso y el destino ineludible, una segunda cita marca el camino
Él, que lo esperaba todo y Ella que ya no esperaba nada
Él se agarró con fuerza a aquella mujer que lo haría mejor y más fuerte
Ella, simplemente se perdió en los ojos verdes de aquel paleta feo y que no le mentía cuando le decía te quiero
Ella hace mucho tiempo que no toma alcohol
A Él le gusta tomar unas cervezas de vez en cuando
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