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lunes, 6 de noviembre de 2017

LA BAILARINA ESPACIAL

Llevaba algún tiempo trabajando para aquella gente y aún se preguntaba cómo había ido a parar a aquella cocina

El trabajo era duro, mal pagado, con un futuro incierto

A Él nunca le había gustado el circo, ni siquiera cuando era pequeño. Ni payaso que le hiciera reír, ni animal que le atrajera por muy exótico que fuera

Llevaba casi dos años trabajando para aquella gente de circo. Donde iba el circo iba Él

En los meses de abundancia, las mesas se llenaban de gente contenta. Había ricos pucheros y comida para todos los gustos

El poco trabajo se notaba en las caras largas, de pocos amigos. Caras preocupadas. Y, cómo no, en la poca cantidad y variedad de alimentos. Parecía más más un zafarrancho de militares en maniobras, que una compañía de un prestigioso circo mundial

En dos años nunca había visto una función. El poco interés que le despertaba aquel espéctaculo y el hecho de que tenía que tenerlo todo preparado para cuando acababan los artistas. Tenían que reponer fuerzas y no perdonaban una

Una importante quemadura en su mano le hizo estar apartado de su cocina durante semanas. Y el aburrimiento hizo el resto

Aquella tarde noche, se sentó entre el público para ver la función como uno más. No lo hizo esperando nada.

Ni le hicieron reír los payasos, ni los animales viejos y asustados le despertaron otro sentimiento que no fuera una profunda tristeza

Pero llegó el que se anunciaba como el mejor número de acrobacia de todos los tiempos, sin red, sin artificios

Las luces se apagaron y de la nada surgió la criatura más bella que jamás hubiera visto

Un potente foco seguía todas las acrobacias de aquella mujer. Luciendo un traje blanco cuajado de mil colores, pasaba de trapecio en trapecio,

Parecía volar

Con el corazón encogido con cada pirueta de aquella trapecista y una contractura cervical que duraría varios días, aquel cocinero al que no le gustaba el circo pero que trabajaba en uno, decidió que iría allá donde fuera aquella mujer

Que su corazón ya no le pertenecía sino que volaba, cada noche de función, allá arriba, bien alto y sin red, junto a aquella bailarina espacial

Receta adaptada AQUÍ





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