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lunes, 8 de enero de 2018

ANILLAS DE CALAMAR AL VINO BLANCO EN OLLA GM D

Hacía unos meses había decidido marcharse a una aldea del Congo colaborando con una ONG

No sabría decir porqué se decidió por ese país, uno de los países más peligrosos, con las etnias más enfrentadas y más violentas

Como enfermera, sentía que podía hacer mucho más de lo que hacía en el hospital

Pensar en aquellas personas que sufrían guerras y hambruna, le en cogía el corazón y la desesperaba

Fue un arrebato. Había llegado un punto en que seguir pensando en ello no le llevaba a ningún sitio, debía tomar una decisión y lo hizo

Lo que vivía cada día en aquella aldea era indescriptible

Sabía, por otros colegas, lo que se encontraría, pero lo primero que pensó es que había aterrizado en otro mundo

En un mundo silencioso, lleno de miradas tristes y enfermas. De personas que no pedían nada porque nunca habían tenido nada. Aceptaban la ayuda que se les ofrecía con gestos cargados de agradecimiento

Madres abrazadas a sus hijos moribundos, niños que ya no tenían fuerzas ni para derramar una solo lágrima

Los hombres habían desaparecido secuestrados o masacrados

Solo quedaban ancianos, mujeres y niños. Todos hambrientos, enfermos y sin esperanzas

Era tanto el trabajo y tan poca la ayuda material y humana

Alguien estaba poniendo a prueba a aquellas criaturas y también a los que llegaban pensando que podían cambiar algo

No era posible que hubiera personas en aquellas condiciones y lo más increíble que nadie hiciera nada, absolutamente nada

Aquellos meses le parecían años

En su cara también se había instalado la desesperanza y una tristeza difícil de sacudirse

Como cada día, se había levantado al alba para poder respirar hondo antes de empezar otro día duro

Llevaban días esperando unos medicamentos y otro equipo médico que no llegaban. Todas las manos eran pocas

Pero no llegaban. Toda la aldea estaba más tensa de lo habitual. No había noticias y eso era preocupante

Sentada en una silla, con una taza de café entre las manos, miraba hacia el horizonte

Aquella calma, acompañada de aquel olor intenso a café, se le antojaba el anuncio de algo importante e inesperado

Solo había dos opciones: la ayuda o la guerrilla

La primera para paliar lo inevitable, la segunda para acabar con todo

PD Cuento inspirado por Maite Escalante









INGREDIENTES

1 kg de anillas de calamares
1 pimiento verde
1 cebolla
1 puerro
1 zanahoria
1 diente de ajo
Vino blanco
1 rebanada de pan
2 cucharadas de tomate frito
200 ml de caldo de pescado (200 ml de agua + 1 pastilla de caldo de pescado)
Aceite
Pimienta
Sal


ELABORACIÓN

Cortar el pimiento, el puerro y la cebolla bien pequeños
Cortar la zanahoria en rodajas

Poner aceite en la cubeta
Menú Cocina
Tostar la rebanada de pan
Triturar y reservar

Sofreír la cebolla, la zanahoria y el puerro
Añadir el diente de ajo entero
Salpimentar ligeramente

Cuando todo esté bien sofrito, retirar el ajo

Añadir el tomate y el pimiento
Añadir los calamares

Cuando los calamares cambien de color, añadir un buen chorretón de vino
Dejar que se evapore el alcohol

Añadir el pan triturado
Mezclar bien
Añadir el caldo de pescado
Remover

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Menú Cocina 15'
Espolvorear con perejil

Receta adaptada de la revista Love Cocina nº 58 pág. 62



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