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miércoles, 4 de julio de 2018

BIZCOCHO DE FRESAS Y MASCARPONE EN HORNO

Tener miedo no era lo peor. Lo peor era la espera

La oscuridad, la soledad, los ruidos que no podía identificar, el hedor que se le metía en las fosas nasales y le provocaban arcadas, los pasos que se acercaban de vez en cuando

Todo eso la aterraba, pero era mucho peor la espera

¿A qué estaban esperando? ¿Para qué la mantenían con vida?

Cada segundo del día y de la noche los pasaba sobresaltada

Al tener los ojos vendados, cada ruido la hacía encogerse de pánico

Hasta hace unos días, ya no recuerda cuántos, vivía feliz, con su marido y sus hijos, en una casa preciosa

Nunca había hecho daño a nadie

Era una mujer que trabajaba llevando su casa, atendiendo a sus hijos y a su marido, haciéndoles la vida feliz y más fácil

No odiaba a nadie y tenía una vida tan plácida que por mucho que le diera vueltas y más vueltas, no podía creer que nadie la odiaba hasta el punto de retenerla, amordazarla, alejarla de su familia y hacerla sufrir de aquella manera

A pesar de la oscuridad, intuía que estaba en un cuartucho sin ventilación de ningún tipo y lejos de cualquier zona habitada

No que quería que el pánico se apoderase de ella aunque le resultaba muy difícil

Solo quería abrazar a sus hijos, volver a verlos, decirles cuánto los amaba

Seguro que todo el mundo la estaría buscando, era la poca esperanza que le quedaba

Las pocas veces al día que escuchaba los pasos de aquel hombre acercarse a la puerta, solo pensaba en encogerse y desaparecer, pero las veces que oía su voz, la hacía estremecerse

Una voz metálica, sin ninguna calidez. Le horrorizaba lo que le pudiera hacer

Un minuto pensaba que prefería que la mataran y acabaran con aquel sufrimiento, y al siguiente lloraba, desesperada, gritando que la soltaran, suplicando por su vida

Oye pasos de varias personas, se abre la puerta

Le ponen una capucha en la cabeza, la levantan del suelo entre dos

Después de unos metros la meten en lo que cree es una furgoneta

Sin saber el tiempo transcurrido, la furgoneta se para. La bajan a empujones

Nota hierba bajo sus pies

Entran en algún sitio y sin más le retiran la capucha

En una milésima de segundo reconoce su comedor, ve una enorme pancarta y a pesar de la luz que le hiere los ojos, consigue leer "FELIZ CUMPLEAÑOS"

Entre toda aquella gente que ha salido no sabe de dónde, distingue a su marido, a su hermana, a sus amigos...

Cuando se despierta ya no está atada

Apenas entiende lo que le dice su marido

"Es lo que siempre has querido, cariño. Siempre has dicho que te gustaría vivir una situación extrema. Recuerdas cuando salió en las noticias aquella empresa que se dedicaba a este tipo de cosas. Pensé que te gustaría. Tus cuarenta años se merecían algo grande"

Volvió a perder el conocimiento

PD Relato inspirado por Xenia Ferrer










INGREDIENTES

3 huevos
80 g de mantequilla reblandecida
100 g de queso mascarpone
La ralladura de un limón
120 g de azúcar
200 g de harina
1 sobre de levadura
200 g de fresas
Azúcar glas para decorar


ELABORACIÓN

Separar las claras de las yemas
Quitar el rabito a las fresas y cortarlas en cuatro

En un bol, mezclar la mantequilla, el mascarpone y las yemas de los huevos
Añadir el azúcar
Mezclar

Añadir la ralladura de limón, la harina y la levadura
Mezclar

Montar las claras a punto de nieve

Añadir las claras montadas a la mezcla anterior
Mezclar con movimientos envolventes con una espátula

Verter la mitad de la masa en un molde de plum cake forrado con papel horno
Dar golpecitos para asentar la masa

Colocar la mitad de las fresas por encima de la masa

Verter el resto de la masa
Con un cuchara alisar la masa y volver a dar unos golpecitos para que se vuelva a asentar la masa

Colocar el resto de fresas por encima

Precalentar el horno a 180º con calor arriba y abajo

Hornear 40'

Pinchar para saber si está bien hecho

Desmoldar y dejar enfriar

Espolvorear con azúcar glas

Receta adaptada de Paprikas




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