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miércoles, 1 de agosto de 2018

GALLETAS DE MERMELADA DE ALBARICOQUE Y NARANJA AMARGA EN HORNO

Era una noche fresca de verano, se dirigían a su restaurante favorito

Cogidos de la mano por costumbre, cada uno encerrado en sus pensamientos

Le llamaban su "restaurante favorito" también por costumbre

Hacía tiempo que habían perdido la ilusión de ir juntos

Iban, se sentaban, pedían, comían y se marchaban

Conversación sin fondo, sonrisas amables que se borran enseguida

Seguían yendo porque ya sabían lo que pedirían, no habría preguntas sobre qué vino tomar. Era todo mecánico. No habría charla forzada

A ninguno de los dos se les veía infelices, ni amargados, ni siquiera enfadados con el otro

Era una pareja como tantas, bien asentada en la rutina de muchos años. Como muchas parejas que se respetan y conviven con la amabilidad

¿Hay cariño? Si, por supuesto

Las mariposas en el estómago hace mucho tiempo que salieron volando. Las miradas embelesadas, las muestras de amor en público, las caricias infinitas con cualquier excusa

Claro que, con la desaparición de todo eso, se ahorran también las discusiones eternas, los enfados absurdos

Ahora se conocen y se dejan llevar suavemente

Dice una canción que el amor verdadero es tan solo el primero, los demás son solo para olvidar

Ella llegó a olvidar a su primer amor. Lo enterró en montañas de cotidianidad

De vez en cuando le viene a la memoria, furtivamente, sin querer. Enseguida lo echa, le da un manotazo, porque sabe que en su situación, con un matrimonio como el suyo, ese tipo de pensamientos puede arraigar, porque no hay nada a lo que agarrarse

Ni mariposas, ni sonrisas cautivadoras, ni besos que le nublen la mente

Así que era ella la que debía echarlo fuera

Cuando se lo encontró en su restaurante favorito, lo saludó, le dio dos besos, lo presentó a su marido y en dos minutos se pusieron al día por pura cortesía

Pero la brecha ya estaba abierta y aquella noche dejó entrar cada recuerdo con él y no tuvo ganas de luchar por echarlos

No tuvo que hacer nada por verlo de nuevo. A los dos días la llamó para tomar café

Y volvieron las mariposas, las miradas embelesadas, las caricias por cualquier motivo y alguna que otra muestra de cariño en público

Si se deja llevar, puede estar a punto de perder la tranquilidad y la estabilidad de su matrimonio, por una segunda parte de una historia que no acabó bien

Prefiere sentirse viva de nuevo aunque solo sea por unos meses

Y apuesta por la segunda parte con todos los números en su contra

PD Relato inspirado por Alexia Yuste








INGREDIENTES

300 g de harina
150 g de mantequilla en pomada
75 g de azúcar
1 huevo
1 pizca de sal
Mermelada de albaricoque
Mermelada de naranja amarga


ELABORACIÓN

Dejar reblandecer la mantequilla hasta que tenga textura de pomada

En un bol poner el azúcar y la mantequilla
Amasar hasta que se vea cremosa

Añadir el huevo, la harina y la sal
Mezclar con las manos hasta conseguir una masa lisa y homogénea

Envolver la masa en papel film
Dejar reposar 20' en la nevera

Dividir en dos mitades iguales

Colocar una de las mitades de la masa entre dos papeles de horno
Estirar con un rodillo en un rectángulo de unos 4mm
Untar el rectángulo con una de las mermeladas con una capa fina
Con la ayuda del papel horno, enrollar
Envolver el rulo en papel film
Congelar durante 1h

Repetir la misma operación con la otra mitad de masa

Pasada la hora de congelado, cortar los rulos en rodajas de 1'5cm

Precalentar 5' el horno a 180º

Colocar en un tapete de silicona o encima de una hoja de papel horno en la bandeja de horno
Hornear a 180º 10-12'

Receta adaptada de la revista Postres Lecturas nº26 pág.110


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