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miércoles, 30 de enero de 2019

BIZCOCHO DE ZANAHORIA, NARANJA Y AVENA DE ALITER DULCIA EN HORNO

Pasar unos días sola en aquella casa era normal

Como cada año, ella se adelantaba para ponerlo todo en orden. Su marido y sus hijos llegarían, como siempre, a final de la semana

La compra de aquella casa había sido idea suya

Una idea romántica de una casa aislada, en la montaña, con un precioso lago completando la estampa

Luego llegaron los niños y, aunque la casa seguía siendo ideal, el miedo a que algo ocurriera, fue minando esa idea de perfección

La casa era de película. Se enamoró de ella nada más verla

Lejos del ruido, de vecinos molestos. Perfecta

El lugar soñado para desconectar

En los primeros años disfrutaba, era feliz, sobretodo cuando estaba sola

Era una conexión con la casa y el entorno. Aquel bosque le daba la vida. Pura felicidad

Pero un buen día eso cambió

Lo que antes la reconfortaba, dejó de hacerlo

La penumbra entre los árboles, el silencio de la naturaleza, la quietud del lago, la casa de madera. Todo era acogedor

Ahora le costaba estar sola

Intentaba quitarse aquella sensación de encima y desde el momento que llegaba, el día se le iba en hacer mil cosas, para que su mente no le jugara ninguna mala pasada

Eso duraba desde hacía muchos años

Cuando su marido se dio cuenta de su inquietud, le propuso venderla

Ella se negó, le quitó importancia, no quería reconocer que comprar una casa tan aislada, había sido una mala idea

Su marido y los chicos, estaban encantados con aquel lugar

Eran muchas las bromas que le hacían a costa de su "miedo"

A ella no le importaba y reía con ellos. Aquella casa, con su familia alrededor, volvía a ser la de sus sueños. Un lugar perfecto

Han anunciado tormenta. Eso la asusta un poco, pero en cuatro días ya no estará sola. Cuatro días pasan rápidos y ella tiene que prepara muchas cosas para pasar unas navidades perfectas con su familia

Las tres de la madrugada y sus peores temores se están haciendo realidad

Hay alguien fuera. Está segura

Lo tiene todo bien cerrado, pero si alguien quiere entrar, lo hará

Cualquiera solo oiría la lluvia contra el tejado, las ramas crujiendo y los truenos

Ella percibe otros ruidos. Ruidos distintos. No son los de siempre

Contra más se encoge debajo de las mantas, más se le encoge el corazón

Quiere ser valiente, quiere poder levantarse, encender las luces, ir a la cocina y prepararse una buena infusión que la reconforte. Hace rato que hubiera tenido que hacer algo, ahora el miedo la tiene atenazada, ya no puede sacudírselo de encima

La imaginación se le ha disparado por completo, ya no la puede controlar

No hay nadie, es su mente, se repite una y otra vez. Es esa maldita tormenta que le hace ver fantasmas donde solo hay naturaleza

Está harta de esa situación y en un acto de rabia, se levanta

Toda la casa cruje bajo sus pies descalzos

No hay luz. Eso ocurre a menudo. Otra mala pasada para sus nervios 

Está decidida a calmarse y actuar con normalidad, así que sigue hacia la cocina

Lo fácil sería coger el móvil y alarmar a todo el mundo. No piensa hacerlo

Todo quedará en una anécdota más, se reirán de ella, volverán las burlas y las bromas, pero en cuanto su marido le vuelva a proponer vender la casa, lo hará

Ya no quiere sentir ese temor, no quiere que sus vacaciones sean una pesadilla, vivir pendiente del menor ruido, sobresaltada

Con esos pensamientos en su cabeza, consigue llenar un vaso de agua sin que le derrame una gota. Se da cuenta que está temblando

Se apoya en el fregadero, respira hondo. Poco a poco, está consiguiendo tranquilizarse

Con lo que le gustaban los días de tormenta. Se podía pasar horas mirando por las ventanas de aquella casa, viendo caer la lluvia

Y eso hace ahora. Levanta la mirada para mirar hacia fuera

El vaso cae y se hace añicos

Un hombre la mira fijamente

No es ni su marido ni nadie conocido

PD Relato inspirado por Alexia Yuste













INGREDIENTES

180 g de zanahoria
La piel de una naranja
150 g de copos de avena
200 g de azúcar
70 g de harina
1 cucharadita de levadura
1 pizca de sal
180 g de aceite
3 huevos
Canela


ELABORACIÓN

Pelar la zanahoria

Triturar la zanahoria con el aceite y con la piel de naranja, hasta conseguir un puré

Colocar el puré en un bol
Añadir los huevos. Batir
Añadir el azúcar, la canela al gusto, la avena, la harina, la levadura y la sal
Batir

Precalentar el horno a 180º con calor arriba y abajo

Verter la masa en un molde alargado, pulverizado con spray desmoldante y con papel horno
Hornear unos 40' según horno



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