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miércoles, 20 de marzo de 2019

BIZCOCHO DE YOGUR Y PLÁTANO CON CHIPS DE CHOCOLATE EN OLLA GM D

Decir que estoy hasta el moño es decir poco, muy poco

"Estoy hasta el moño". Digo esta frase tantas veces al día que ya ni yo mismo me tomo en serio

Soy ama de casa. ¡Qué gran título!

Dueña y señora de mi casa. ¡Qué engaño más grande!

Esclava y al servicio de los demás,eso si. De mis hijos, de mi marido y de cualquiera que entre por la puerta

¡Menudo negocio, el de las amas de casa!

Preferiría trabajar fuera, al menos tendría un sueldo cada mes. Aunque, pensándolo bien, tendría que hacer lo de fuera y seguir haciendo lo de dentro. Un chollo, vamos

Como a los soldados, que se les supone el valor, a mi mi se me supone un sinfín de cualidades

Abnegación, resignación, perfección, previsión, organización y, por encima de todo esto y de muchas cualidades más, alegría

Desde que me levanto hasta que me acuesto debo sonreír

He aborrecido hasta cocinar

Entrar en la cocina era entrar en mi pequeño remanso de paz. Hasta eso han conseguido que aborrezca

Mi cocina es lo más parecido a una hamburguesería americana en hora punta

Ya ni hablo de las lavadoras que pongo al cabo de la semana

Lavar, tender, recoger, planchar y guardar. Y así hasta el infinito

Si logro sentarme diez minutos delante de la televisión, los ojos me hacen chiribitas y la tensión me baja a los pies, y a pesar de estar al borde del colapso,  me duermo antes de poder enterarme de algo o de avisar alguien que me auxilie

Quejarme no sirve de nada, así que mantengo estos monólogos internos, que me alivian el pecho y me hacen creer que esto es normal, que a todas las amas de casa les pasa lo mismo, que en realidad vivo como una reina, en mi casa, con mi estupenda familia

Hoy mi hijo pequeño, de dieciséis años, me ha hecho una pregunta. Dos preguntas, en realidad

La primera: "¿Mamá, puedo preguntarte algo?"

Creo que lo hace a posta. Es como calentar el partido sabiendo que el resultado no será noticia, sino las consecuencias. Así tantea el terreno, con la primera pregunta

Luego viene la pregunta de traca: ¿Mamá, tú crees que hay vida después de la muerte?"

He pasado la mañana poniendo y tendiendo dos lavadoras, he hecho las camas, he barrido y veinte cositas más, así que me lo he quedado mirando un rato largo

Se me han ocurrido varias respuestas

"Si hubiera otra vida, yo me iría adelantando y os esperaría allí, sin prisas, preparándolo todo para cuando lleguéis, para que lo encontréis todo montado, limpio y a vuestro gusto"

"No, la única vida está entre estas cuatro paredes, toda reconcentrada aquí. Y cuando me muera, que espero sea pronto, me iré con alegría y dando gracias por no tener que estar en este mundo ni un minuto más"

Pero no le digo nada de esto. No quisiera que en unos años me echara en cara sus visitas al psicólogo por decirle cosas horribles o que se le cerrara el estómago y ya no tuviera nunca más apetito. No quisiera dios que eso ocurriera y yo fuera la culpable

Lo que le digo es que se deje de tonterías, que se lo pregunte a su padre, que yo no estoy para perder el tiempo, que ahora mismo tengo que hacer varias comidas y acabar con todos los recursos naturales de la tierra para alimentarlos, porque somos cuatro en casa y tengo que cocinar para ocho y no sobra nada, porque le tengo que hacer el pollo a la plancha a su padre que ha decidido por enésima vez ponerse a dieta aunque luego abra la nevera y arrase con todo lo que encuentra, que en vez de preguntar tonterías podría poner la mesa, hacer su cama cada mañana y no dejar ropa tirada en cada habitación por la que pasa

Y cuando ya me quedo sin aliento de tanta retahíla, se ríe y me suelta: "¡qué graciosa eres, Mamá!"

¡Qué graciosa eres, Mamá. ¡Tócate los pies!

Ama de casa y payasa

No me van a quedar paredes para colgar tantos títulos

Nota: Relato inspirado por Conxi Expósito Delgado













INGREDIENTES

2 huevos
400 g de azúcar moreno
400 g de yogur natural
50 g de queso crema
50 g de aceite de girasol
1 pizca de sal
Media cucharadita de canela
400 g de harina
2 cucharaditas de levadura
200 g de maicena
2 plátanos
50 g de chips de chocolate
Azúcar moreno para espolvorear


ELABORACIÓN

En un bol, batir los huevos con el azúcar
Añadir el yogur y el queso crema
Mezclar

Añadir el aceite, la sal y la canela
Mezclar

Añadir la harina, la levadura y la maicena
Mezclar

Prepara la cubeta pulverizando spray para desmoldar
Colocar papel horno que suba por las paredes 3-4 dedos

Verter la mitad de la masa en la cubeta

Cortar los plátanos en rodajas
Colocar las rodajas encima de la masa, por toda la superficie
Poner los chips de chocolate encima del plátano

Verter el resto de la masa, con cuidado de no mover el plátano

Menú Horno 40' (con tapa y válvula abierta.  Ver aquí el vídeo explicativo )
Tapa Horno 10' a 175º o hasta dorar al gusto

Receta adaptada de Cocinar en casa






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