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viernes, 22 de marzo de 2019

BUTIFARRAS GUISADAS EN OLLA GM D

Se tienen el uno al otro. No pueden pedir nada más después de sesenta años juntos

Quisieran no tener que depender de nadie pero, a esas edades, resulta muy difícil

Una chica, unas horas al día, que les hace lo más gordo de la casa

A ella le gustaría que fuera su hija la que se ocupara de ellos y no una extraña

La confianza no es la misma, aunque la muchacha los ha ganado a base de cariño y paciencia

No pueden olvidarse de las edades que tienen, de sus despistes, de lo pesados que se ponen a veces y esa mujer con su eterna sonrisa y las tres horas diarias que les dedica, les da la compañía que anhelan

Ella preferiría que fuera su hija pero hace tiempo que se ha resignado a verla lo justo, más bien poco

Él ya no quiere que sea su hija la que se ocupe de ellos, no quiere ni oír hablar de ello

Ya no quiere oír las excusas de su única hija. Ya no quiere mendigar más su cariño, su atención, sus cuidados

Ya no protesta por no hacer daño a su mujer, pero tiene que hacer de tripas corazón en las pocas ocasiones que su hija pasa por casa

No se ocupa de ellos. Sus visitas son rutinarias y egoístas

Qué dirían los que la conocen si supieran que apenas ve a sus padres, que sus visitas solo se deben a su propio interés

Necesita dinero y su madre, a escondidas, se lo da. Para eso les visita

Ha intentado de mil formas controlar sus cuentas, sus recibos, sus gastos

Si hubiera sido por su madre, lo hubiera conseguido hace mucho, pero él nunca cedió

No podía creer que su pequeña, su única hija querida, solo quisiera el dinero, controlarlo todo

Que solo viera en sus padres ancianos a dos viejos inútiles a los que podía sacar los cuartos

Y su hija empezó a castigarlos sin sus visitas, haciendo que una extraña se encargara de ellos tres horas al día

Casi se ha acostumbrado, casi, pero nunca le perdonará el daño que le hace a su mujer

Aún así no se baja del burro

Ha luchado toda su vida por esa hija. Todo lo que ha conseguido era para esa hija. Su negocio, sus dos casas y su buen colchón en el banco. Todo

No necesitaban sus cuidados, solo querían sentirse queridos y protegidos en su vejez

Nadie quiere a unos viejos en su vida, pero esto...

Hace mucho que tomaron una decisión. Aunque les duele a los dos, no se echarán para atrás. Todo está decidido y firmado

Si no los quiere en vida, no tendrá nada de ellos cuando se mueran. Lo justo y necesario

Ella debe de intuir algo porque le saca todo lo que puede a la madre

Al padre, lo mira con ojos suplicantes, llenos de tristeza

La distancia ya es demasiado grande para salvarla y aunque no se necesitarían palabras, ella ya no sabe cómo hacerlo bien

Ellos se irán

Ella se quedará sin nada

Con lo justo, pero sin nada

Con lo justo, con la añoranza, con la culpa, con la pena y con los recuerdos

Sin nada

Nota: Relato dedicado a Fofuchas Mías










INGREDIENTES

600 g de salchichas frescas (butifarras)
1 pimiento verde
Medio pimiento rojo
1 cebolla
2 dientes de ajo
200 ml de vino blanco
3-4 patatas medianas
Aceite
Sal
Agua


ELABORACIÓN

Lavar muy bien las patatas
Sin pelar, cortar en trozos medianos

Cortar los pimientos en trozos medianos
Cortar la cebolla en cuadrados medianos

Poner aceite en una cubeta
Menú Freír
Freír las patatas
Retirar y reservar

Retirar el exceso de aceite

Dorar las salchichas
Retirar y reservar

Pochar los ajos enteros con los pimientos
Añadir la cebolla

Cuando esté la verdura bien pochada, añadir las salchichas
Añadir el vino
Dejar que se evapore el alcohol

Añadir las patatas
Mezclar

Añadir agua hasta que cubra
Rectificar de sal

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Receta adaptada de Cocinera y madre

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