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viernes, 16 de junio de 2017

MEDALLONES DE MERLUZA EN SALSA DE AGUACATE EN OLLA GM D

Con veinte años quería lo que quiso su madre

Un novio, después un marido, una casa con jardín, hijos

Y lo consiguió

Su madre no tuvo que trabajar nunca, entonces las mujeres se quedaban en casa, al menos la gran mayoría

Consiguió todo eso y más. Su marido y ella trabajando lo pudieron conseguir

Trabajos con responsabilidad, salir a las ocho de la mañana y volver a casa a las ocho de la tarde

Los dos

Los hijos fueron llegando, tres. Y el trabajo tenía que ser el centro de sus vidas

Cuando soñaba con todo lo que tenía ahora se lo había imaginado de manera distinta, muy distinta

Horas interminables de trabajo, llegar a casa agotada, dejar a los niños en la guardería o con mujeres de las que tenía que fiarse ciegamente

Todo en su vida era una carrera contra reloj: levantarse, poner en pie toda la casa, distribuir a los niños, el camino a su trabajo, su trabajo, la comida, vuelta al trabajo, volver a casa, distribuir a todos para cenas, duchas...

Y así, un día tras otro

Ser una mujer profesional tiene un coste elevado

Su hijo mayor tiene ahora quince años, luego le sigue su hija de diez y el pequeño, el que nadie se esperaba, el que le hizo dudar, ahora tiene cuatro

Cuando nació el pequeño se le removió algo por dentro, como si no estuviera haciendo las cosas bien, pero lo dejó dentro de ella y siguió todo igual en su vida
Su hijo ya es un adolescente que se preocupa solo de lo suyo y la niña ya no reclama atención y cuando mira a su madre piensa en ser como ella, no ha conocido a nadie que lo haga mejor con sus trajes caros, su maletín, dominando el mundo, es alguien importante en su trabajo

Pero ella se siente observada continuamente por el pequeño, casi cuestionada sin palabras

Silencio acusador cuando llega tarde al baño, a la escuela, cuando le promete lo que sabe que no podrá cumplir

A veces, ella se revela por dentro y se pregunta porqué esa mirada a ella y no a su padre. Su padre que está mucho más ausente que ella. ¿Porqué?

El niño sigue mirándola con aquellos ojos grandes y su sonrisa maravillosa, ella sigue imaginando cómo sería bajar el ritmo o dejarlo todo y vivir pendiente de su hijo, de esa última oportunidad de que ya no esperaba que llegaría

Pero pasa un día y otro, cómo crece su niñito, cuatro años ya

Cada vez le cuesta más, porque su cabeza y su corazón van por diferentes derroteros

Y a su pequeño le deja hacer cosas que con los otros no consintió: duerme con ella, la espera levantada, se bañan juntos, le roba minutos a su tiempo para dibujar, para disfrazarlo

El niño parece que nunca tiene bastante y la mira y le sonríe

Y ella se siente culpable sin acusación, culpable sin sentencia

Su corazón le dice que no quiere perderse nada, no puede volver a perdérselo y su cabeza le dice que le ha costado mucho llegar dónde está, no puede renunciar

Pero entonces unas palabras de su hijo le llegan al alma y en ese momento vuelve a la vida

¿Mamá, porqué no juegas más conmigo? 

Y sigue hablándole de su profesora y de sus amiguitos del cole, a los que ella apenas conoce y le explica no sé qué de un conejo de indias que tienen en clase y de unas judías que han plantado que están creciendo

Y habla y habla de la niñera, cuando lo lleva al parque, y juega con otros niños del barrio, que tampoco conoce

Y mientras el niño habla y habla, poniendo una manita en su mejilla para que le escuche, ella ya no oye su cabeza, solo oye a su corazón y a su hijo

PD Cuento inspirado por Esperanza Morales Robledo










INGREDIENTES

4 medallones de merluza
Media cebolla
2 tomates
2 aguacates
1 pimiento verde
200 ml de nata líquida
400 ml de leche
1 pastilla de caldo de pollo
Cilantro
Aceite
Sal
Perejil


ELABORACIÓN

Cortar la cebolla pequeña
Pelar el tomate y quitarle las pepitas
Cortarlos a cuadrados pequeños

Poner aceite en la cubeta
Menú Cocina
Sofreír la cebolla y el tomate

En el vaso de la batidora poner la pulpa de los aguacates
Añadir cilantro, el pimiento verde, la nata líquida, la leche y la pastilla de caldo desmenuzada

Cuando el sofrito esté hecho, añadir este a la batidora

Triturar todo el conjunto

Limpiar la cubeta
Poner aceite y freír el pescado, 3 minutos por cada lado
Retirar y reservar sobre papel absorbente

Limpiar de nuevo la cubeta
Verter la salsa de aguacate
Calentar la salsa hasta que rompa a hervir

Servir con un lecho de salsa de aguacate y los medallones de merluza encima

Espolvorear con pimienta y perejil

Receta adaptada de Chef Ana Paula









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