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viernes, 10 de noviembre de 2017

COBARDÍA

Pasaban los años y allí seguía, esperando

En un pueblo donde no quería estar, en una casa que era más de sus padre que de él, en una tienda que nunca quiso que fuera suya

Lo tenía todo y no tenía nada. Y él lo sabía

Añorando la gran ciudad. Allí tenía sus amigos, su vida

La universidad la dejó a medias, con un trabajo del que pensaba viviría siempre. Pero cuando uno se conforma y no piensa en el futuro, el futuro puede que venga como no lo habíamos pensado, torcido

Por conformarse estaba ahora en el lugar equivocado. Eso decía él. Quejándose siempre

Con más de cincuenta años, con la vida programada hasta que se acabe

Con ese panorama, difícilmente puedes ser feliz

Por el contrario, te vuelves un quejica, buscas el máximo provecho de los demás sin dar nada a cambio

Todos le dan consejos, pero él prefiere seguir conformándose

Cuando has vivido siempre a remolque de los demás es difícil cambiar de actitud

Reflexiona mucho, pero como buen conformista que es, todo se queda en vagas reflexiones, que le amargan más y le incapacitan más

Todo está en su mente, tanto las ganas de superarse como la desgana

Toda su vida es una gran mentira. El trato con la gente, esa risa obligada, todo de cara a la galería

El fin de semana trata de evadirse con el alcohol, apenas lo consigue

En su cabeza todo son planes y plañirse por lo que hubiera podido ser y se quedó en nada

En esta vida tienes que hacer las cosas sin esperar nada a cambio, se lo han dicho muchas veces

Y ser agradecido, muy agradecido

La felicidad está en lo que consigue uno mismo

Él hace mucho tiempo que olvidó todo esto

Y pasan los años y no vuelven, y él sigue allí, esperando

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