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jueves, 2 de noviembre de 2017

DÍA DE PLAYA

De vuelta de la playa siempre nos parábamos en un bosquecillo para comer toda la comida que los adultos habían cocinado

Era un ritual. Siempre era igual

Sacaban unas mesas que se plegaban a conjunto con unas sillas

Las mesas desaparecían de inmediato cubiertas de tápers llenos de comida: tortilla, carne rebozada, ensaladilla rusa, ensalada de pasta, botellas de refrescos, cubiertos de plástico...

Siempre era la misma comida pero, nosotros los pequeños, la esperábamos como maná caído del cielo

Los niños que en su día a día comían poco, aquel día comían lo de toda una semana

Los que comíamos siempre con apetito, no necesitábamos ningún acicate para probarlo todo

Con nuestras manos y cuerpecillos todavía con sal, por mucho que antes de subir a los coches los adultos nos lavaran y sacudieran a consciencia para no dejar los coches llenos de arena

Cuando el frenesí de la comida pasaba, algún que otro adulto se desperdigaba por aquel bosque y cada uno elegía el mejor árbol para echarse una buena siesta

Las conversaciones se atenuaban

Los adultos se contaban sus vidas sin alzar apenas la voz, los niños no debían escuchar las historias de sus casas

Otro ritual

Los niños más pequeños caían rendido casi de inmediato por mucho que quisieran jugar con los de más edad

Y de repente, tal como había empezado todo se acababa

Todo el mundo empezaba a recoger

Unas mujeres vestían a sus hijos, otras recogían los restos de comida, algunos hombres guardaban mesas y sillas

Nos montábamos en el coche de nuestros padres hasta el próximo domingo de playa

Para nuestros padres el camino se hacía largo y pesado

Para los niños el viaje era un suspiro, todos nos quedábamos dormidos hasta llegar a casa

Otro ritual

Receta relacionada AQUÍ





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