Cualquiera que me viera aquí sentada en la orilla de este canal pensaría que soy feliz
Lo soy, es cierto
Pero también es cierto que en muy pocos meses todo esto se acabará
Se acabarán los largos paseos entre canales, la visión de estas casas de ensueño, rodeadas de flores, sin un solo ruido, sin nada que altere el día a día de mis vecinos
Turistas que llegan en silencio y se marchan en silencio, con una sonrisa permanente en sus rostros
Que vuelven a sus lugares de origen sin poder creer lo que han visto. Tal vez el pueblo más bonito del mundo
Cuando regresen a sus hogares, pasados unos días, creerán que lo han soñado, que no puede ser, que no es posible que exista un lugar así
Pero existe, yo sé que existe
Pasado el verano, los niños a los que cuido, los que han sido mi familia durante más de dos años, comienzan el colegio
Ya no me necesitan
Estoy contenta de volver, claro que lo estoy
Pero he sido feliz aquí, a pesar del idioma, a pesar de estar sola, sin amigos y sin familia
A pesar del silencio, roto tan solo por las conversaciones, los patos de los canales y los pájaros
Cuando llegué aquí, lo primero que me vino a la cabeza es que me sentía como un adicto al que han ingresado en una clínica de rehabilitación
Yo era una yonqui de la urbe: el ruido, la contaminación, el gris, miles de personas alrededor sin nada que decirse, miles de cosas por hacer a toda costa...
Y llegué aquí y me desintoxiqué y ahora debo volver
Ahora ya no hablo tanto, ahora prefiero escuchar a los demás
Sonrío, sonrío mucho. Todo lo que me rodea invita a sonreír
Nunca tengo prisa. Todo se ve en colores. Los colores de las mil flores que te acompañan en cualquier paseo
Y debo volver
Sé que debo volver
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