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jueves, 2 de noviembre de 2017

UN LUGAR PARA QUEDARSE

Cualquiera que me viera aquí sentada en la orilla de este canal pensaría que soy feliz

Lo soy, es cierto

Pero también es cierto que en muy pocos meses todo esto se acabará

Se acabarán los largos paseos entre canales, la visión de estas casas de ensueño, rodeadas de flores, sin un solo ruido, sin nada que altere el día a día de mis vecinos

Turistas que llegan en silencio y se marchan en silencio, con una sonrisa permanente en sus rostros

Que vuelven a sus lugares de origen sin poder creer lo que han visto. Tal vez el pueblo más bonito del mundo

Cuando regresen a sus hogares, pasados unos días, creerán que lo han soñado, que no puede ser, que no es posible que exista un lugar así

Pero existe, yo sé que existe

Pasado el verano, los niños a los que cuido, los que han sido mi familia durante más de dos años, comienzan el colegio

Ya no me necesitan

Estoy contenta de volver, claro que lo estoy

Pero he sido feliz aquí, a pesar del idioma, a pesar de estar sola, sin amigos y sin familia

A pesar del silencio, roto tan solo por las conversaciones, los patos de los canales y los pájaros

Cuando llegué aquí, lo primero que me vino a la cabeza es que me sentía como un adicto al que han ingresado en una clínica de rehabilitación

Yo era una yonqui de la urbe: el ruido, la contaminación, el gris, miles de personas alrededor sin nada que decirse, miles de cosas por hacer a toda costa...

Y llegué aquí y me desintoxiqué y ahora debo volver

Ahora ya no hablo tanto, ahora prefiero escuchar a los demás

Sonrío, sonrío mucho. Todo lo que me rodea invita a sonreír

Nunca tengo prisa. Todo se ve en colores. Los colores de las mil flores que te acompañan en cualquier paseo

Y debo volver

Sé que debo volver

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