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viernes, 10 de noviembre de 2017

INFANCIA PERDIDA

Aquí está de nuevo

Después de treinta años, pensaba que nunca volvería 

Las primeras miradas a su alrededor son para constatar que ya nada queda de lo que ella dejó en aquel pueblo

¡Cómo se equivoca, de momento!

Con sus ojos de adulta, todo le parece pequeño, deteriorado

Todo está en su cabeza, pero con ojos de niño

Casas grandes, blancas, calles sin coches, campos de maíz donde esconderse a jugar, veranos infatigables

Risas, muchas risas, todo lo recuerda con risas de fondo

La nostalgia es implacable

Todo perfecto en su memoria: su familia al completo

Sin quebraderos de cabeza, los niños no entendían de eso. Los mayores no hablaban de eso delante de los niños

Los niños jugaban, solo eso

Pero todo acaba. El futuro está en otros lugares. Aquello es el paraíso, pero hay que vivir, no sobrevivir

Ella es una niña, no sabe qué está pasando, no le piden su opinión

Los niños se lo toman como una aventura

No entienden de ciudades, de pisos diminutos, de padres trabajando hasta la extenuación, de padres demasiados cansados que ya no tienen tiempo para ellos

Ahora tienen televisión, muchas horas de televisión y colegio con muchos niños

Pero eso ya pasó, ya no tiene remedio

Ahora está de nuevo allí

En las primeras horas descubre las cosas nuevas, las que no conoció

Pero esas primeras horas pasan y aquí y allí va descubriendo, va sintiendo que está donde tantas veces soñó estar

Donde ojalá no la hubieran arrancado nunca

Y llora, llora por lo infancia que perdió a golpe de ruido, de calles atestadas de gente, de correr sin ir nunca a ninguna parte

Ya lo sabía antes, pero estar allí de nuevo después de treinta años, la reafirma en la idea: nunca se marchó de aquel lugar

Al día siguiente hizo lo que llevaba tantos años deseando volver a hacer

Se montó en una vieja bicicleta y empezó a pedalear

Con cada pedalada, con cada impulso que se daba, fue pasando por todos los paisajes de su infancia 

Y allí estaban detrás de ella, siguiéndole, su madre riendo y cantando, su padre jugando con ellos al abejorro, su hermana escuchando la radio, su hermano mayor subiéndola en el manillar de su bici sin frenos y su otro hermano perdiéndola entre un maizal

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