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viernes, 10 de noviembre de 2017

LAS COSAS MÁS HERMOSAS

Siempre viajaba ligera de equipaje

Durante el invierno la lluvia y los cielos encapotados eran su mejor compañía

Durante el buen tiempo, las abejas y las mariposas eran sus compañeras de viaje. Los grillos y cigarras su banda sonora favorita

Cuando decidía quedarse en algún pueblo no lo hacía por grandes motivos

Un perro echado al sol, unos niños jugando en una diminuta plaza, dos abuelos sentados a la fresca, una charca plagada de renacuajos

Buenos días, ¿conoce algún sitio donde pueda quedarme un tiempo? Sé ocuparme de los animales, soy buena cocinera. Sé podar y llevar un tractor

Una mano a modo de visera en los ojos, un segundo de desconfianza: En el granero hay un altillo. Cuando viene mi nieta es su lugar preferido. Últimamente no viene mucho...

Esta vez, lo que la hace quedarse son unos árboles frutales en un lateral de la casa, y predominando sobre todos ellos un cerezo cuajado de flores

Trabaja duro durante toda la jornada con esos dos ancianos

Al alba, ordeñar las vacas y llevarlas a pastar. Desgranar unas mazorcas de maíz para dar de comer a las gallinas. Limpiar el gallinero y la pocilga

Y mil tareas diarias que pasan desapercibidas solamente si no las haces

No se queja, nunca lo ha hecho. Ha decidido vivir así

A las seis de la tarde, una tumbona oxidada frente del cerezo. En las manos un libro

Cada pocos minutos alza la vista de su lectura y sonríe al tener aquel árbol delante de ella

Cualquier que la observara no sabría decir si la sonrisa es por la lectura o es por el cerezo

Este pueblo no debe ser tan malo si tiene un cerezo como tú...

El viejo perro de la casa, medio sordo hace un movimiento con sus orejas al creer oír unas palabras, ni siquiera levanta la cabeza, la cosa no irá con él

Ella ha conocido muchos pueblos como aquel, pero siempre hay algo que los distingue, que los hace diferentes

Ese cerezo cuajado de flores es su motivo esta vez

Quiere saber si el árbol cumplirá su promesa y esas flores se convertirán en el fruto que todos esperan

Las tardes se le pasan leyendo y haciendo lo que parecen ser pequeñas manualidades

Nos tendríamos que acercar mucho para saber qué

Tal como viene se va, tal como el cerezo se cuaja de cerezas, ella se va

En aquella granja solo será un recuerdo

A los pocos días descubrirán una cuchara de madera que nunca habían visto antes en la cocina

Una piedra pintada con diminutos puntos de colores encima del aparador, un recuerdo vago del paso de aquella joven

No recordarían ni su nombre, ni hacia dónde iba, ni su edad, ni cómo había llegado hasta allí

Cada año, al ver el cerezo en flor, pensarán en una mujer ligera de equipaje que se sentaba cada tarde frente a aquel árbol como si fuera la cosa más hermosa que jamás hubiera visto

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