En sus fiestas de cumpleaños siempre escaseaban otros niños
Y los que iban nunca parecían muy alegres ni muy dicharacheros
Tampoco parecía que se sintieran a gusto sino más bien forzados a asistir por unas madres comprensibles y modernas, que se horrorizaban solamente de pensar que eso les pudiera ocurrir a sus hijos
Así que un montón de niños obligados a estar donde no querían era el peor aliado de una fiesta de cumpleaños infantil
Su madre, con su energía, su inventiva y con una visión de la vida optimista, le salvó de tener una infancia triste y solitaria
Le enseño su arma más poderosa: su imaginación
Con ella creció creando mundos paralelos, perfectos y a su medida. Pero sin olvidarse de la realidad: estudiar y más tarde trabajar
Aquella invitación para tomar café le sorprendió pero como siempre había hecho, se adaptó a su entorno e hizo lo que cualquiera con treinta años hubiera hecho, aceptar
Aquella amistad duró toda la vida
Él se encargó que así fuera, porque por muchos mundos que él hubiera imaginado, ninguno como el de cuidar a otra persona tan diferente a él
Nunca sintió pena por el tiempo perdido, sino que siempre dio gracias por el tiempo recuperado
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