Pocas cosas ya eran las que guardaba de su madre
Con el paso del tiempo había hecho de aquel piso su hogar
Lo había ido llenando de sus libros, sus muebles, sus cacharros de cocina
Las paredes pintadas varias veces, desde entonces. Pequeñas obras en la cocina y el baño, un dormitorio nuevo
Y esos pequeños cambios se habían ido llevando, poco a poco, trastos que ya no se utilizaban
Cada vez que en uno de esos arrebatos por deshacerse de cosas inútiles encontraba algo que había sido de su madre lo dejaba apartado al lado de las bolsas de basura y era siempre lo último que metía dentro, para finalmente, tirarlo. Necesitaba hacerse a la idea
Ese día no dejaba de llorar. Iba por la casa con lágrimas que se deslizaban por sus mejillas sin ella darse cuenta. Lloraba por lo inevitable
De las pocas cosas que guardaba de su madre dos eran auténticos tesoros para ella
Unas sábanas bordadas por su abuela y que su madre tenía como una auténtica joya
Ella ya no las usaba. De vez en cuando, por pura nostalgia, las sacaba del armario en el que ya amarilleaban. Se sentaba en la cama con ellas en el regazo, se las acercaba a la cara y con los ojos cerrados aspiraba fuerte creyendo aún oler a su madre
Una aguja de punto. Esa era la segunda cosa que más apreciaba
A su madre siempre se la podía ver haciendo punto. Cualquier momento era bueno para verla rodeada de madejas de colores, enfrascada en algún proyecto para uno de sus hijos, contando puntos y deslizando la lana entre sus dedos
Pero ella guardaba una de aquellas agujas. De color gris y al final una bola de color amarillo
Este objeto no le producía tristeza
Lo tenía en la cocina para pinchar los bizcochos que hacía
Después de cada uso, lo limpiaba con un trapo húmedo y lo volvía a guardar. No dejaba que nadie lo tocara. Puede que nadie supiera que lo tenía
Cada vez que lo usaba le florecía una media sonrisa de nostalgia
Unas sábanas y una aguja de hacer punto
Los recuerdos no necesitan más para florecer
Receta relacionada AQUÍ

No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJA AQUÍ TU COMENTARIO... ¡LA FARSA ES RÁPIDA!