Algunos pueblos no se diferencian de las grandes ciudades
Asfalto, ruido, contaminación
Ruido y más ruido
Ir a la gran ciudad a trabajar, salir dos horas antes, horas y horas en el coche, todo el día fuera de casa, ocho horas de trabajo, comida en tupper, fin de la jornada, camino de vuelta a casa, caravana
Llegar agotada y enfrentarse a ese hogar que solo lo es los fines de semana, de lunes a viernes es más un hostal con derecho a ducha y cocina
Pero la jornada no ha terminado
Vuelta a organizar el día siguiente, horario de los niños, cenas, duchas, televisión de fondo
Ruido y más ruido
Pero llegan las vacaciones
El Pirineo. Su balón de oxígeno. Sus pulmones
Todo cambia en unas horas
Vuelve la sonrisa. La risa
Los músculos se distienden, se relajan
Cambia la ropa y cambian los horarios
Ya nadie tiene prisa
No hay gritos ni discusiones. Solo alegría
En el Pirineo, donde el móvil pierde su importancia, ella reflexiona sentada en el jardín de su casita
¿Y si pudiera ser todo el año así?
Y cuando se pone melodramática piensa ¿y si pudiera dejar atrás ese mundo cruel y nunca volver?
Suspira, sentada en una tumbona en su jardín y así deja pasar las horas, siendo feliz
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