¿Un cuento?
Un campo de criquet
Hombres vestidos de blanco, sudorosos y sucios, en un campo de hierba verde intenso
Mientras, mujeres de diferentes edades, todas con vestidos blancos con algún que otro detalle de color.
Todos pomposos, poco adecuados para el espléndido día de sol que ha acabado imponiéndose
Las mayores con cara de profundo hastío, con cara de haber asistido infinidad de veces a ese mismo ritual
Las más jóvenes, nerviosas, expectantes, esperando el final del partido
Ellas, las más jóvenes, aún no están invadidas por la rutina, aún esperan una mirada, un roce, alguna señal del hombre que aman en secreto o del que están prometidas
¡Son tan pocos los momentos de intimidad!
El partido es la excusa perfecta: muchas personas, muchos movimientos, más posibilidades de escapar de las miradas de las mayores. Esas que ya pasaron por eso y saben de lo que fueron capaces...
Lo que tampoco cambia nunca son las mesitas blancas en las que el personal de servicio depositan los refrescos, el té y los bizcochos
Esos bizcochos con los que las mayores se distraen tan fácilmente y las jóvenes esperan con tantas ganas.
Unas y otras, por motivos bien diferentes
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