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jueves, 2 de noviembre de 2017

LA PALABRA PERFECTA

"Ya te has sonrojado. ¿Qué estarás pensando?" Le decía su madre, con un movimiento de cabeza. Como un reproche

Sin ver la angustia que la embargaba cada vez que tenía que abrir la boca para hablar

Su hermana pequeña era con la única que podía desahogarse. A ella le podía explicar la impotencia que sentía cuando quería dar su parecer, replicar a alguien con algunas palabras ingeniosas y su timidez se lo impedía

Contestarle a la sabionda de su tía, al que se le colaba en el autobús, al impertinente que se la comía con los ojos sin ningún pudor

Tenía las palabras, las tenía todas. Pero se empeñaban en quedarse dentro

Cuando ya había tomado aire, dándose valor a sí misma, ya era tarde, demasiado tarde

Aquello que fuera a decir ya no tenía sentido: su tía ya había encontrado otra víctima a la que atacar, el caradura del autobús ya estaba sentado al fondo, el grosero ya estaba piropeando a la siguiente

Muchas veces, su hermana pequeña la encontraba encerrada en la cocina murmurando palabras atropelladas, que nadie podía descifrar, unas encima de las otras

Todas aquellas palabras que había guardado todo el día dentro de ella por fin se liberaban

La palabra justa, la frase brillante, el elogio perfecto, la explicación adecuada...

Porque ella tenía todas las palabras

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